Flores secas vs. flores preservadas: ¿en qué se diferencian?

Puede que hayas escuchado alguna vez el término “flor seca” y “flor preservada” pero, ¿son lo mismo? ¿se usa el término indistintamente? En esta entrada te explico las diferencias y algunos trucos para diferenciarlas.

 

Cuando hablo con clientes, una de las preguntas que más escucho es si las flores secas y las flores preservadas son lo mismo. Aunque a simple vista pueden parecer iguales, hay diferencias importantes que las distinguen, tanto en su proceso como en el resultado final. Ambas son flores que se transforman para durar en el tiempo, pero la forma en que se ven y se sienten es diferente.

Lo primero que necesitas saber es que no todas las flores se pueden secar y no todas se pueden preservar. Algunas flores, como las astromelias, las margaritas o incluso las rosas, tienen características naturales que complican el secado, ya sea porque contienen mucha agua, porque sus pétalos tienden a cerrarse o porque tienen tallos que podrían quebrarse con facilidad. En estos casos, es mejor optar por la preservación, que permite conservar mejor su forma y color originales. Las rosas, las peonías, las gardenias o las orquídeas suelen lucir especialmente bonitas cuando son preservadas, ya que el proceso mantiene su textura suave y su aspecto fresco.

Por otro lado, hay flores y verdes que se secan de forma más sencilla y natural, como la paniculata, la lavanda, las espigas o el eucalipto. Estas flores suelen tener un aspecto más rústico y campestre, y son perfectas para quienes buscan un estilo más bohemio o desenfadado.

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La elección entre flores secas o preservadas dependerá de lo que necesites. Si buscas un estilo más natural, con un aire vintage o boho, las flores secas son perfectas para ti. Si prefieres algo más sofisticado, con colores más intensos y un acabado fresco, entonces las preservadas serán la opción ideal. Ambas tienen su encanto y permiten disfrutar de las flores durante mucho tiempo, convirtiéndolas en algo especial que trasciende lo efímero de la naturaleza.

 

Personalmente, yo utilizo una mezcla de ambas cuando elaboro los ramos. Depende de la flor, la consigo seca o preservada e inevitablemente las uso a la vez. Además, creo que le da un equilibro a los ramos y muchas veces a simple vista no se puede distinguir, según qué flor, cuál es seca y cuál es preservada.

El último truco que te regalo hoy por si quieres diferenciar ambas flores es a través del tacto. Si tiene elasticidad, seguramente sea un verde preservado.

En definitiva, cada una tiene su magia y su lugar. Las flores secas y las preservadas nos ofrecen opciones muy distintas, pero igualmente bonitas, para decorar o regalar.

En otra entrada de blog podemos aprender a secas y preservar juntas. ¡Quédate atenta!

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